HISTORIAS DE MI TALLER
Hace ya unas semanas os hablaba de mi intención de retomar el blog con temas que puedan interesaros y una de las ideas que me distéis fue hablar de anécdotas o historias de los encargos que nacen en mi taller. Prometo ponerme con el resto de temas que me pedisteis poco a poco pero he creído que empezar con este puede dar una idea de cuánto hay detrás para mi y para mis clientes.
Para empezar voy a poneros en situación, cuando llegas a mi taller para hacer un encargo hay café o té y tiempo, si lo haces por teléfono o email lo del café no puede ser pero sigue habiendo tiempo, una joya que quiere decir cosas, una joya con sustancia que digo yo, requiere de tiempo, de mimo, de entender no sólo la idea, lo que significa, los sentimientos que implica…
A veces nos entendemos a la primera, a veces se necesita más de un café…pero hasta la fecha siempre hemos llegado a buen puerto.
He elegido algunas historias que para mí han tenido especial relevancia, sea por la trayectoria con ese cliente, sea por la historia personal que trae o sea por la pieza en si misma y el reto que supuso. Ahora sólo os cuento cuatro de ellas, pero habrá más entregas, prometido.
La primera historia que os voy a contar es un anillo de compromiso muy especial, os pongo en situación, me llama un profesor de universidad para hacer una consulta para realizar un anillo de compromiso un tanto diferente, acordamos cita y cuando viene mi grata sorpresa es que trae guardado con mucho cuidado un anillo de plástico roto, de estos que salen en las máquinas de bolas de 1€, un anillo rosa simulando un diamante en forma triangular, y quiere que engarce el ”simulado” diamante en un anillo de plata para pedirle matrimonio a su chica. Creo que mi cara fue entre “de verdad?” y “me encanta!”. Entonces me explicó que hacía dos años buceando con su pareja ella había encontrado este anillo en el fondo del mar y medio en broma se colocó en el dedo a modo de pedida, lo llevó durante todo el día y con el trote se rompió.
El guardó el anillo roto por dos años sin que ella lo supiera y, llegado el momento, quiso hacerlo con esa misma piedra, es para morir de amor si o no? Habrá quien piense que un anillo de compromiso así no tiene valor, no es lo que toca… pero creo que ella lo guardará para toda la vida y lo sé porque después de hacer la petición vino a presentármela.
La segunda historia que os quiero explicar es sobre un colgante para una pianista de cierto renombre que me encargó su pareja. Éste, he de decir, que ha sido uno de los encargos que más quebraderos de cabeza me ha dado en toda mi trayectoria profesional, no sólo por la cuestión técnica, que también, sino porque él tenía una idea de lo que no quería, pero no estaba tan claro lo que sí. De inicio lo único que estaba claro era que los nombres de seis perros tenían que aparecer en el colgante porque ella había emigrado de su país y en su momento sus seis mascotas habían sido un gran apoyo cuando la soledad, las barreras culturales y de idioma hacían especialmente dura su estancia aquí. No exagero cuando digo que llegué a hacer 25 dibujos diferentes (los conté si…), dos meses de whatsapp y llamadas telefónicas, cuatro visitas a la tienda con su peque dibujando camiones en mi taller, cambios de estilo, de metales…ha de ser fino porque es concertista, nada exagerado, elegante pero extremado…y si incorporamos un piano de alguna forma??? Este me gusta pero no, este nada, este puede pero no acaba de , es que yo había pensado pero creo que no y al final después de mes y medio llegamos al dibujo, entre los dos garabateando juntos mientras su peque pintaba un camión. Soldarlo me costó una contractura pero no voy a entrar en detalles, final feliz porque vino a buscarlo con el hermano mayor y el peque y fue genial porque era lo que había imaginado, porque era eso lo que buscaba, porque quería decir lo que había pensado y triunfamos!! Bien está lo que bien acaba.
Mi tercera historia es con una gaditana de armas tomar con la que al final tengo una amistad virtual que valoro muy mucho, algún día no muy lejano nos veremos en persona. A ella la conocí porque compró algunos de mis pendientes a través de la web, a partir de ahí vinieron varios, unos cuantos retos, con los que me he divertido y he sudado la gota gorda, hemos tenido algún desencuentro y muchas alegrías, nos hemos reído y hemos llegado a tener conversaciones telefónicas de una hora. Admiro su entereza, su fuerza, sus conocimientos y sobre todo su sentido del humor.
Con ella he puesto a Picasso y a Lorca en broches, a Magritte a en unos pendientes, le he dado forma al destierro en un broche austero y lleno de simbología y hemos dado paso a la libertad en un pendiente, Resistencia y Esperanza han sido otros broches en una época difícil… entre otros, ah! Y he hecho un camino de baldosas amarillas para un obispo, si captó el mensaje es una incógnita.
Ahora tengo El Abrazo para un brazalete…este me da respeto, pero en ello estoy. Gracias por M. por existir le pese a quien le pese…
Y por último sólo quiero hacer una mención especial de una pareja a la que le tengo un especial cariño, ella es clienta mía prácticamente desde que empecé, recuerdo que le entregué el primer encargo, un anillo que simulaba ramas con gemas de diferentes colores a la salida del metro en un banco de la calle, eso es confianza así con todas las letras.
De eso hace ya unos cuantos años, bastantes, y desde entonces he hecho muchas cosas para ella y alguna para él, todas originales y únicas como ellos, hasta las alianzas de boda para este mes de setiembre accidentado. Ojalá que la vida os depare un largo camino juntos, os merecéis cuánta felicidad quepa en el cuerpo de un rockero y una pin-up!
Síganme para más historias…gente extraordinaria hay mucha y yo he tenido la inmensa suerte de cruzarme con unos cuantos.